jueves, 2 de septiembre de 2010

Lo que la selección ha unido que no lo separe el nacionalismo

Dentro de poco la selección vuelve a jugar para la Eurocopa que se celebrará en Polonia y nuevamente "La Roja" volverá a ilusionar y a provocar largas tertulias de bar donde los aficionados, entendidos y enteradillos hablaran de las virtudes de nuestra selección. Personalmente prefiero denominar a esta selección La armada invencible en alusión clara de lo que en antaño fuimos para el mundo entero, la potencia dominante en mar y tierra. En este caso se trata de futbol, sólo cañonazos figurados de disparos certeros con el balón que tratarán de puntuar en el marcador la victoria deseada.
Tras esta introducción pomposa, simplemente comentar que hace apenas unos 4 o 5 años, el mostrar la bandera española en los balcones, pulseras, pines o camisetas, era denominado como facha o superfacha votante de derechas del más rancio estilo.
Pues parece que hoy día con la victoria de España en el mundial de fútbol, celebrado en Sudáfrica, el mostrar la banera nacional se antoja como icono de orgullo y valentía, en símbolo del logro de ser los campeones del mundo, de creernos emperadores del deporte rey. Mucho tiempo llevan los partidos separatistas y nacionalistas tratando de medrar el sentimiento español, haciéndolo semejante a lo Franquista e intolerante. En parte estos "intelectuales de la mentira" han conseguido cierta fractura en el sentir nacional y que mirásemos a otro lado, porque eso de ser español, es de antiguos y carcas. Pero no, gracias a 11 tíos vestidos de camiseta roja y pantalón azul corto y que le pegan a una pelota, ser español es guay, potente y algo de lo que pedemos sentirnos orgullosos. Dá que pensar en los valores tan pobres que desde las instituciones públicas trasmiten en ese sentido. Ha tenido que venir un equipo de fútbol para que tomemos conciencia de lo interesante que puede ser el hecho de sentirse español. Goleada a los separatistas, lo que la selección ha unido en la España invertebrada de la que ya hablaba Ortega y Gasset, que no lo separe el nacionalismo.

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